No todo ha sido malo en el año agrario 2018 en la provincia de Alicante, también ha tenido algunos datos positivos. Y no son otros que los jóvenes agricultores que se han incorporado al sector, que han crecido respecto a años anteriores, aumentando la superficie cultivada en un 0,5% con respecto al 2017. Otro dato positivo, ha sido la clara rentabilidad que ha dejado el limón en los productores al ver aumentado su precio en campo en un 25%.
Pero el balance global, ha sido negativo, y ha estado lastrado fundamentalmente por tres factores: los bajos precios para la mayoría de los cultivos; el cierre del trasvase Tajo-Segura hasta el mes de mayo del 2018, el cual provocó pérdidas en hortícolas de entre el 30% y el 50%; y la continuidad del plan de Contención por parte de la Conselleria de Agricultura para acabar con el avance de la Xylella Fastidiosa, lo que en términos de producción se traduce en una pérdida de unos 350.000 kilos del fruto.
Así, desde la organización agrícola han lamentado el mal año agrícola, afirmando que “el 2018 ha estado plagado, aunque también ha habido algunas luces”. Apuntan que el mal dato viene de la mano del valor económico de las plantaciones, que ha descendido en un 8,2%, pasando de 711.446.756,17 millones de euros en 2017, a 652.994.627,24 millones de euros en 2018. Aun así, el balance global de precios en campo del 2018 cierra con un incremento del 5,22% debido al incremento de la cotización del limón en un 25%, cítrico más representativo en la provincia.
Aún así, este incremento del 5,22% para Asaja Alicante “es un dato engañoso, ya que la lectura global de los datos de precios es que, eliminando el efecto del limón, los precios percibidos en origen por el agricultor han sido ruinosos y han afectado de forma muy negativa a la capacidad adquisitiva de nuestros productores, algo que puede condicionar las hectáreas cultivadas y la planificación de cultivo para el 2019, puesto que el empresario agrícola está sujeto a una incertidumbre de precios que influye negativamente en la expansión de cualquier explotación».
Las expectativas iniciales de cotizaciones eran elevadas y “se han ido desinflado conforme avanzaban las campañas», añadieron las mismas fuentes, detallando que «cultivos que se vendieron a precios irrisorios, por debajo incluso que, en 2017, han sido la granada, la almendra, la oliva, la alcachofa, la uva de mesa o la miel, algunos ni siquiera cubrieron costos de producción».
El caso de los cítricos merece mención aparte. Y es que, «las naranjas y las mandarinas tempranas y de media estación tuvieron cotizaciones insultantemente bajas, como consecuencia directa de la crisis de precios que hay instalada desde que desde hace dos años la Unión Europea firmara con Sudáfrica el acuerdo que le permite la importación de cítricos sin aranceles hasta el 30 de noviembre, fechas en las que en España estamos en pleno inicio de nuestra campaña citrícola, produciéndose una sobre inundación y saturación de producto en los mercados y entrando en juego una competencia desleal sin precedentes».