La Unió de Llauradors estima unas pérdidas económicas de más 18 millones de euros. AVA-Asaja asegura que la anomalía climática echa al suelo campos enteros de caquis y abre la piel a frutales.
La Unió de Llauradors ha elaborado un estudio sobre la campaña de la fruta de verano (albaricoque, melocotón-nectarina y ciruela), cuya conclusión más destacada es que la adversa meteorología de los últimos meses ha provocado una merma de cosecha del 31% en la Comunitat Valenciana y unas pérdidas estimadas que son superiores a los 18,5 millones de euros.
La reducción de producción se debe a una concatenación de adversas condiciones meteorológicas. En primer lugar, un invierno con temperaturas altas que ha provocado la necesaria falta de horas frío en los cultivos; posteriormente un mes de marzo muy lluvioso, con exceso de humedad y pocas horas de sol que ha traído una polinización defectuosa y un mal cuajado de los frutos.
Para acabarlo de arreglar en algunas variedades de melocotón temprano, sobre todo en la Ribera, el viento de principio de marzo rameó la fruta y luego las lluvias lo han convertido en clavillat o cracking y por tanto en pérdidas en producción.
Por territorios
Las pérdidas se centran fundamentalmente en la provincia de Valencia con 13,9 millones de euros (75% de las mismas), 4,1 millones en la de Alicante (22%) y de 500.000 euros en la de Castelló (3%). Si analizamos las pérdidas de forma comarcal la más afectada es la Vall d’Albaida con 5,2 millones de euros (28%), seguido por la Ribera Alta con 4,1 millones (22%) y la Costera con 2,2 millones (12%).
Por cultivos en el albaricoque la reducción media de cosecha se cifra en el 50% y las pérdidas para los productores serán de unos 8,7 millones de euros, lo que representará casi la mitad de las pérdidas económicas totales de la fruta de verano.
En melocotón-nectarina-paraguayo y pavía el descenso previsto será de un 15% con unas pérdidas cifradas en 6,5 millones de euros, que supondrá un 35% del total.
Por lo que se refiere al ciruelo las perspectivas de producción indican un decremento del 46% y unas pérdidas para los agricultores de 3,3 millones de euros, lo que significa el 18% del total de la fruta de verano.
Sin precios
La Unió resalta que por el momento no existen precios en ninguna lonja ni por parte de ninguna Administración para comparar respecto a las mismas fechas de la pasada campaña y conocer así la tendencia.
El descenso de la producción tanto en la Comunitat Valenciana como en el conjunto de zonas productoras del Estado, junto al aumento general de consumo de frutas y hortalizas por el Covid-19 debería servir, en condiciones normales, para que los precios de la fruta aumenten en origen. Sin embargo, existe preocupación en el sector por desconocer la evolución de las cotizaciones y por ver la marcha de las exportaciones.
Mano de obra y logística
En relación a una posible falta de mano de obra no se prevén demasiados problemas, salvo momentos puntuales en almacenes; pero sí que existe cierta preocupación por temas logísticos como el de los desplazamientos de los trabajadores para la recolección en campo con las limitaciones impuestas por el Covid-19 que aumentarán los costes.
En la Comunitat Valenciana, según los últimos datos disponibles de la Conselleria de Agricultura de 2018, hay cultivadas un total de 9.815 hectáreas de fruta de verano, casi el 78% de ellas situadas en la provincia de Valencia. De melocotón-nectarina-paraguayo-pavía hay 4.120 ha plantadas, 3.458 ha de albaricoques y 2.237 ha de ciruelos.
Caquis y otros frutales
Además, la anomalía climática durante esta primavera que ha batido récords en días lluviosos y nublados está empezando a hacer mella en la agricultura valenciana. Tanto es así que la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) atribuye al clima irregular importantes daños en los cultivos del caqui, cítricos y frutales de hueso como la nectarina y el albaricoque, principalmente en comarcas interiores.
El caqui es la producción más perjudicada, puesto que AVA-Asaja alerta de que el clima ha provocado en los últimos días la caída al suelo de cuantiosos brotes, incluso antes de la apertura de la flor, que en los peores casos supondrá la pérdida de toda la cosecha de la próxima temporada.
Así, en zonas generalizadas de Los Serranos, La Hoya de Buñol y La Costera hay explotaciones con afecciones que rondan entre el 70 y el 100% de los caquis. En cuanto a la principal zona productora –La Ribera Alta– los perjuicios son menos graves y se producen sobre todo en las plantaciones más jóvenes y con la brotación más adelantada.
Asimismo, el clima puede estar detrás de la aparición de nuevas manchas en las hojas del cultivo, las cuales no necesariamente responden a la necrosis foliar del caqui, sino a fisiopatías aún por identificar.