El Parque Natural del Delta del Ebro es la principal zona húmeda Cataluña y una de las más importantes del Mediterráneo occidental. Los datos obtenidos a partir de los censos invernales de aves acuáticas en el delta del Ebro proporcionan un buen indicador sobre la pérdida de la capacidad de acogida que este sufre en estos últimos años.
Desde una perspectiva global y a largo plazo, los expertos apuntan que la disminución significativa de la superficie inundada de arrozales en invierno producirá una merma significativa de la capacidad de acogida de dicho delta; algo que afecta negativamente, en la actualidad, a muchas de las poblaciones de aves acuáticas.
Según informa la nota de prensa de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Cataluña, el último censo invernal de aves acuáticas en el delta del Ebro sitúa su población en 238.716 ejemplares distribuidos en 92 especies diferentes, una cifra similar a la media del periodo de referencia (2005-2010), pero por debajo del máximo histórico de más de 300.000 ejemplares alcanzado en 2014, cuando la práctica totalidad de los arrozales se inundaba también en invierno.
Este censo se integra en el International Waterbird Census (IWC), cuyo objetivo es cuantificar anualmente el número de aves acuáticas que invernan en más 80 países de Europa, Asia y norte de África. Los datos obtenidos permiten conocer a escala global el estado de conservación de estas especies y, a escala local, evaluar la capacidad de acogida de las zonas húmedas del territorio.
El último censo invernal de aves acuáticas en el delta del Ebro se realizó entre el 7 y el 21 de enero, gracias a la participación de 38 personas observadoras, entre personal técnico del parque natural, agentes del Cuerpo de Agentes Rurales y personas voluntarias, que llevaron a cabo este trabajo de gran complejidad debido a la diversidad de especies y de hábitats (arrozales, lagunas, río, salinas, bahías y humedales), así como a la gran cantidad de aves.
Registro de aves acuáticas por grupos
En 2011, como medida de lucha contra el caracol manzana, se implantó en el delta del Ebro el secado invernal de los arrozales. En este marco, en 2019 la superficie de arrozales inundada en dicho espacio ha llegado sólo al 40,6%; un hecho que explica los valores significativamente bajos en cuanto a la población de algunas especies y grupos muy vinculados a la inundación de los mismos.
Es el caso de algunas especies de limícolas como la avefría (Vanellus vanellus), con 7.543 ejemplares (49% menos) y la dorada gorda (Pluvialis apricaria), con 1.800 ejemplares (54% menos). En general, los limícolas constituyen el segundo grupo de aves acuáticas mejor representado en el parque, con 64.165 ejemplares. Dentro del mismo se encuentran algunas especies con valores muy altos, como el correlimos variante (Calidris alpina), con 33.099 ejemplares (22% más) y el correlimos tresdits (Calidris alba), con 842 (13% más).
El grupo más numeroso ha sido el de las anátidas con 114.592 ejemplares, ligeramente por debajo (un 5%) de la media de referencia (2005-2010). En número de ejemplares, destaca sobre todo el ánade real (Anas platyrhynchos), con 66.847; la cerceta común (Anas crecca), con 17.583, y el pato cuchara (Spatula clypeata), con 16.960.
La presencia ha sido muy desigual en función de la especie. Algunas, como el ánade real y el tarro blanco (Tadorna tadorna), han mostrado valores significativamente por encima de la media (16-17%). Otros, por el contrario, muy por debajo, como el ánade silbón (Mareca penelope), con 1.438 individuos (62% menos); el pato colorado (Netta rufina), con 2.557 ejemplares (51% menos); el porrón rojo (Aythya ferina), con 754 ejemplares (35% menos); el ánade rabudo (Anas acuta), con 2.263 individuos (34% menos); la cerceta común (Anas crecca), con 17.583 ejemplares (30% menos).
Una buena noticia es haber detectado este invierno algunas especies amenazadas pertenecientes a estos grupos, entre las que destacan 6 ejemplares de malvasía (Oxyura leucocephala), 4 de porrón chocolatero (Aythya nyroca) y 2 de focha cornuda (Fulica cristata). También se han observado especies que solo aparecen en inviernos fríos en el norte y centro de Europa, como el eider (Somateria mollissima) y el porrón de ojos amarillos (Bucephala Clangula), con 1 ejemplar.
En cuanto a las poblaciones de cigüeñas, capones, becplaners y flamencos, se han detectado hasta 21.445 ejemplares, con algunos máximos históricos, como la cigüeña blanca (Ciconia ciconia), con 116 ejemplares; la espátula (Platalea leucorodia), con 164; y el morito (Plegadis falcinellus), con 9.202.
Asimismo, dentro de la familia de las gaviotas y charranes, destacan los 591 ejemplares de gaviota picofina (Chroicocephalus genei) y dentro de las rapaces diurnas, los 2 ejemplares de águila perdicera (Aquila fasciata).
Finalmente, la población de ardeidos ha registrado cifras un 32% por debajo del nivel de referencia, con un total de 8.871 ejemplares. En concreto, algunas de las especies más abundantes en invierno han descendido, como la garceta (Egretta garzetta), 794 individuos (78% menos); el bueyera (Bubulcus ibis), 2.284 ejemplares (45% menos); y la garza real (Ardea cinerea), 3.083 ejemplares (30% menos). El martinete (Nycticorax nycticorax), sin embargo, ha alcanzado, con 1.879 individuos, el máximo de la serie histórica.
Algunas de estas especies han sido declaradas elementos de conservación en el ámbito de la Red Natura 2000 y, por tanto, existe un compromiso ante la Unión Europea de mantenerlas en un estado de conservación favorable. Por otra parte, bajo el amparo de The African-Eurasian Migratory Waterbird Agreement (AEWA) o Acuerdo para la Conservación de Aves Acuáticas Migratorias, también existe la obligación de conservar las poblaciones de aves acuáticas migratorias.