No hay nada más asturiano que la Cultura Sidrera. La bebida, símbolo de nuestra región, está presente en todas las grandes celebraciones y fiestas de los asturianos, desde hace siglos. Espichas, cumpleaños, bautizos, bodas… y hasta en los entierros. El chigre es punto de reunión y debate, y la botella, el vaso y el escanciado, nos representan allá dónde vamos, y nos identifican como lo que somos. Una Cultura Sidrera que va camino de convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, un largo camino en el que el mes pasado se dio un gran salto hacia adelante. Casa Trabanco, en Sariego, acogió la ‘espichona’, el acto de presentación de la campaña, que contó entre otras autoridades con la presencia de Consejera de Desarrollo Rural, María Jesús Álvarez; del presidente del Consejo Regulador de la DOP Sidra de Asturias, Tino Cortina; y de la directora general de Desarrollo Rural, María Jesús Aguilar; junto a alcaldes, concejales y empresarios de toda Asturias, unidos en un proyecto común al que se sumarán pronto más caras conocidas y todos los asturianos. Cada Ayuntamiento ha nombrado a sus ‘embajadores’ (músicos, deportistas, asociaciones, llagares, …) que darán a conocer la campaña de apoyo y la recogida de firmas, a la que también se han sumado compatriotas de todo el mundo (más de un centenar), a través de los Centros Asturianos. Todo el respaldo servirá para impulsar la candidatura de la Cultura Sidrera Asturiana a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, primero dentro de nuestras fronteras (España solo puede presentar un candidatura cada dos años), y más adelante ante la UNESCO.
Durante su intervención, María Jesús Álvarez, destacó la importancia del proyecto, que es al mismo tiempo un reto “ilusionante y complicado, pero los asturianos nunca hemos tenido las cosas fáciles y vamos a trabajar sin desmayo para llevar la propuesta a la Comisión de Patrimonio Nacional y, tras pasar este corte, a la UNESCO”. La responsable de Desarrollo Rural recordó que Asturias “es la única región que ha conseguido mantener la cultura sidrera de generación en generación, conservando lo mejor de la tradición y apostando por la innovación y la calidad” de un producto “cada día más profesional, que se defiende muy bien en un mercado global”. Y es que dónde haya un asturiano, siempre habrá una botella de sidra cerca, y alguien dispuesto a echar un culín. El Gobierno del Principado, con el apoyo y la colaboración de un comité de expertos, trabaja desde el pasado verano en la elaboración de la documentación que requiere la Unesco para formalizar la candidatura, que será reforzada por las firmas obtenidas (ya se han recogido varios miles). Una labor ardua y meticulosa, que ha profundizado en los orígenes de la sidra (ya los griegos y romanos hablaban de esta bebida), recordando los buenos y los malos momentos, los grandes cambios en el sector, y su papel como nexo de unión y amistad entre todos los asturianos, como producto imprescindible de nuestras espichas. La candidatura tendrá que enfrentarse a otras aspirantes, y sin duda habrá competencia, pero pocos elementos del patrimonio cultural de las regiones, están tan arraigados y vivos como la Cultura Sidrera, que es pasado, presente y futuro nuestra región. La sidra ya es patrimonio de Asturias, y pronto lo será de toda la Humanidad.