Una apuesta por el futuro del Campo de Belchite
El Campo de Belchite es una hermosa comarca aragonesa formada por los municipios de Almochuel, Almonacid de la Cuba, Azuara, Belchite, Codo, Fuendetodos, Lagata, Lécera, Letux, Moneva, Moyuela, Plenas, Puebla de Albortón, Samper del Salz y Valmadrid. Esta zona es mundialmente conocida por el Pueblo Viejo de Belchite, escenario de una de las batallas más cruentas de la guerra civil española.
Pero esta comarca no es solo un símbolo de la sinrazón del hombre, también es una tierra con una gran riqueza patrimonial, paisajística y cultural. Riqueza patrimonial porque en ella conviven armónicamente vestigios romanos y musulmanes con auténticas joyas de arquitectura Románica, Mudéjar o Barroca como la Presa Romana de Almonacid de la Cuba, la Villa romana de La Malena (una de las más relevantes de España debido a sus dimensiones y a su decoración), los asentamientos musulmanes a lo largo del cauce de Aguas Vivas, el Santuario Virgen del Pueyo, la Ermita de San José o el Palacio Marqués de Lazán.
Riqueza paisajística, por sus paisajes esteparios únicos marcados por el contraste y la aridez, en donde cohabitan numerosas especies de fauna y flora de gran valor ecológico. En el Campo de Belchite, el viajero puede disfrutar de lugares como la Reserva Ornitológica el Planerón, un rico ecosistema con especies vegetales asociadas a suelos salinos y yesos, y una gran densidad de aves esteparias; el olivar de Belchite y Codo de más de 700 hectáreas; los barrancos o cañones de las Hoces; o la Cueva de los Encantados, paraíso para los amantes de la espeleología y yacimiento de la Edad del Bronce.
Finalmente, riqueza cultural por su patrimonio etnográfico disperso por la comarca, como las neveras, los pozos, las fuentes y lavaderos, y por sus museos, como el Etnológico, el del Grabado, el Espacio de Naturaleza Fuendeverde o la Casa Natal de Goya.
A pesar de ello, el Campo de Belchite presenta el mayor índice de pérdida de población de Aragón, una de las densidades de población más bajas de España, un alto índice de envejecimiento y el PIB per cápita más bajo de esta Comunidad Autónoma y uno de los más bajos de España. Con el objetivo primordial de frenar la despoblación en esta comarca y en el resto de Aragón, planteando, a modo de laboratorio de ideas y proyectos, acciones colaborativas en los ámbitos del arte, la ciencia, la tecnología y la sociedad, se fundó Territorio Goya, una Asociación sin ánimo de lucro formada por un grupo de personas del mundo artístico e intelectual español.
Territorio Goya
El germen de este laboratorio de ideas y proyectos es Ricardo Calero, artista de amplia trayectoria y concepción abierta del arte, vecino de Fuendetodos donde tiene su taller, que propuso su creación a más de 20 profesionales de distintas disciplinas. Después de un periodo de trabajo interno y de organización, Territorio Goya se presentó en sociedad el 3 de abril, en la sede madrileña de la Fundación Telefónica, durante la Jornada «La España que se despuebla. Innovación y cultura como estrategia contra la despoblación», en la que profesionales de diversas disciplinas y representantes de entidades públicas y privadas debatieron con el objetivo de avanzar en la lucha contra la despoblación y el declive de amplias zonas del territorio español, entre las que se encuentra la Comarca Campo de Belchite.
Durante su intervención, Julio Martínez Calzón, presidente de la asociación, explicó que Francisco de Goya y Lucientes es el símbolo inspirador de la misma, no solo por haber nacido en Fuendetodos, «sino porque su figura resulta un referente fundamental por su incansable canto a la paz, denuncia de la guerra, y descalificación a través de su arte de la envidia y la ignorancia, que han ceñido tristemente al espíritu español; pero a la vez, con una exaltación profunda de la concordia y el raciocinio para erradicar tales afecciones. Su obra y su pensamiento ofrecen una presencia virtual que otorga un intenso acompañamiento al proyecto, a través de un penetrante desarrollo simbólico-imaginativo.»
El espíritu de Goya
Profundamente creativo e innovador, Goya fue el precursor de todos los movimientos pictóricos que aparecieron en Europa (romanticismo, surrealismo, impresionismo, expresionismo…) por lo que es considerado el Padre del Arte Contemporáneo y uno de los más grandes artistas de la Historia Universal, cuya influencia se advierte en otros tan relevantes como Eugène Delacroix, Édouard Manet, Gustave Courbet, Odilon Redon o Gustave Doré.
En Fuentetodos se encuentra la casa en la que nació el 30 de marzo de 1746, y en la que transcurrieron los primeros seis años de su infancia, mientras su padre trabajaba dorando el retablo mayor de la iglesia parroquial. Desgraciadamente, durante la Guerra Civil fue parcialmente destruida y saqueada, y tuvo que ser restaurada en 1946. Tras nuevos trabajos de remodelación realizados en la década de los 80, fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1982. La visita a la misma resulta muy interesante para conocer el ambiente rural austero y humilde en el que se crió y que influyó en la sobriedad que le caracterizaba.
Ubicado a pocos metros de la Casa Natal de Goya se encuentra el Museo del Grabado, en el que se exhiben las cuatro series de grabados que realizó el artista: Los Caprichos, una colección de 80 estampas con las que criticó los vicios y malas costumbres de la época; Los Desastres de la Guerra, con los que denunció el horror que padece el pueblo por culpa de ella; Tauromaquia, una serie dedicada a este controvertido arte desde su punto de vista personal; y Los Disparates, imágenes misteriosas, dramáticas, sombrías y grotescas en las que aflora el mundo onírico y obsesivo de este genio.
Centro museístico del trabajo goyesco
Uno de los principales proyectos de Territorio Goya es crear un centro museístico del trabajo goyesco en el paralizado nuevo museo del grabado de Goya de Fuendetodos, con el objetivo de convertirlo en un centro de creación artística con proyección internacional en el que centralizar la investigación, difusión y atención activa del pensamiento y obra del artista. Tal y como explicó el presidente de la Asociación, durante la jornada de presentación de la misma, cuentan con numeroso material, así como ideas innovadoras para llevarlo a cabo, entre las que destacan:
- Disponer dos o tres grandes pantallas de gran resolución que permitan visualizar la totalidad de la amplia obra de Goya (más de quinientos óleos y pinturas murales, cerca de trescientos aguafuertes y litografías y centenares de dibujos) imposible de visitar físicamente debido a su enorme dispersión por todo el mundo en museos como El Prado, Louvre, Agen, Bayona, Besançon, Castres, Lille o Estrasburgo, permitiendo al visitante disfrutar de «todo el rigor y fuerza de la obra global del artista, ofreciéndonos en forma inmejorable el hondo espíritu de su arte, aprovechando los recursos tecnológicos de nuestro tiempo.»
- Crear un centro documental que llegue a ser referente futuro para los investigadores goyescos de todo el mundo.
Además, estas ideas se materializarían en «un territorio próximo, con una magia impresionante y con lugares inesperados que, en todo momento, parecen relacionarse íntimamente con el espíritu fuerte y tremendo de la obra de Goya. Y, en especial, el Pueblo Viejo de Belchite, como extraordinario proyecto de Memoria y Arquitectura. Todo ello vinculado con ideas acerca de intervenciones artísticas en el paisaje, colaboración memorística y tradicional de los habitantes de la zona; etc.»
Centro de documentación, estudio e investigación sobre la memoria de Belchite
Ese proyecto de Memoria y Arquitectura al que alude Julio Martínez Calzón es la creación de un Centro de documentación, estudio e investigación sobre la memoria de Belchite, y muy especialmente sobre la arquitectura y las experiencias de recuperación en los territorios devastados. Sin lugar a dudas, territorio devastado son las palabras que describen al Pueblo Viejo de Belchite, una cápsula del tiempo que sumerge al visitante en el fragor de una batalla en la que el estallido de las bombas y la artillería y los gritos y lamentos de los soldados y civiles resuenan en cada piedra y en cada esquina.
Belchite fue una de las villas más importantes de Aragón durante la Edad Moderna. La riqueza y la prosperidad se reflejaron en la edificación de iglesias, palacios y casas nobles que convivían pacíficamente con vestigios de la época romana y musulmana. Desgraciadamente, durante el siglo XIX y XX, esa paz fue quebrada por cruentos episodios bélicos. El primero tuvo lugar durante la Guerra de la Independencia; el segundo, durante la Cincomarzada; y el tercero, durante la Guerra Civil, que redujo el pueblo a cadáveres, escombros y cenizas.
La Batalla de Belchite se desarrolló en el verano de 1937. El bando republicano atacó la Villa con una fuerza inusitada: aviación, tanques, cañones, morteros, granadas de mano y combatientes que dejaron a su paso 5.000 muertos, más de 6.000 heridos, 2.411 prisioneros y decenas de edificios devastados. Poco duró la toma. En marzo de 1938, el ejército franquista recuperó la Villa arrasando lo poco que quedaba en pie. Los izquierdistas y sus familias fueron fusilados o internados en el campo de concentración «La Pequeña Rusia», y los afines al régimen siguieron habitando entre las ruinas hasta que Franco decidió construir una nueva Villa y mantener la vieja intacta como un símbolo de la barbarie.
Casi 30 años después, el último habitante que quedaba se mudó al Nuevo Belchite, erigido por presos republicanos que habían sido trasladados a «La Pequeña Rusia». El Pueblo Viejo, expoliado para la reutilización de algunos de sus materiales, fue cubierto por el polvo, la maleza y la soledad, quedando como testigo mudo de un episodio histórico terrible.
Para el presidente de Territorio Goya, estas ruinas, vestigio excepcional y paradigmático de la guerra civil española, «determinan otra formidable referencia testimonial, en asombrosa correspondencia con el pensar de Goya, para apelar a la paz en el mundo de manera insuperable.» No hay que olvidar que Goya plasmó en los Desastres de la Guerra, 82 grabados que pueden contemplarse en el Museo del Grabado de Fuendetodos, las terribles consecuencias sociales de todo conflicto armado y los horrores que sufren por su culpa los ciudadanos de cualquier época, de cualquier territorio, de cualquier bando.
Los ojos de la guerra
Horrores de los que el prestigioso fotógrafo y periodista Gervasio Sánchez ha sido testigo excepcional, ya que cubrió como reportero gráfico la mayor parte de los conflictos armados de América Latina y la Guerra del Golfo desde 1984 hasta 1992, a partir del cual pasó a cubrir la Guerra de Bosnia y el resto de conflictos derivados de la fragmentación de la antigua Yugoslavia, así como diversos conflictos en África y Asia.
Su compromiso social con las víctimas de las guerras le ha valido diversos galardones y distinciones como ser nombrado Hijo adoptivo de Zaragoza en «reconocimiento a los excepcionales méritos contraídos en el ejercicio de su actividad como fotógrafo en la que ha destacado por su sensibilidad social y su denuncia de los horrores de la guerra», «Enviado Especial de la UNESCO por la Paz» por «el extraordinario testimonio que ofrece mediante la fotografía del calvario que padecen las víctimas de las minas antipersonas y por su infatigable promoción de una cultura de la paz al sensibilizar a la opinión pública mundial sobre la necesidad de proscribir estas armas y de ayudar a los mutilados a reinsertarse en la vida cotidiana» y distinguido con la Gran Cruz de la Orden Civil de la Solidaridad Social.
Precisamente por ello, la Asociación Territorio Goya, a la que pertenece, organizó en el 80 aniversario del fin de la guerra civil española (1 de abril de 2019) «Los ojos de la Guerra», una exposición de vídeos y fotografías tomadas por él en diversos conflictos que pudieron verse en el Teatro de Belchite y en el Pueblo Viejo. Estas últimas, realizadas en los Balcanes, se encajaron entre las ruinas de los edificios estableciendo un demoledor paralelismo entre ambas guerras sin sentido. Como declaró su autor, Belchite y Sarajevo simbolizan el calvario de los civiles, la única verdad incuestionable cuando todo se desmorona y los puentes de convivencia se destruyen.
Tender puentes
La idea principal que nutre e impulsa a Territorio Goya es, según su presidente, tender puentes entre el mundo rural y el urbano, ya que ambos se requieren por sus contrapuestas carencias y posesiones: naturaleza y humanidad, propias del ámbito rural; cultura y tecnología inteligente, activamente desarrolladas en el urbano. Las sinergias y las capacidades trenzadas de estos dos ámbitos constituirían una entidad potencialmente mucho más elevada que la simple suma de sus posibilidades separadas.
Por ello, Territorio Goya apela al apoyo de cuantas personas deseen contribuir al desarrollo cultural y socioeconómico de este territorio, ya sea como mecenas, ya sea como profesionales, para poder materializar estos dos proyectos actuales que proporcionarán a la población rural ocasiones de encuentro y desarrollo colaborativo, favoreciendo su revitalización y crecimiento; así como para poder concretar futuros proyectos con temáticas como el acervo de la cultura heredada y su resignificación desde la cultura contemporánea, el arte contemporáneo en el medio rural y el acercamiento entre el artista y las poblaciones rurales, el derecho a la conectividad y la tecnología social, el diálogo entre el medio rural y el urbano, la construcción de una nueva autonomía para las poblaciones rurales, la nueva campesinidad, el rol de la mujer en las prácticas rurales y el entorno natural y su conservación entre otros.