A finales de 2017, la Peste Porcina Africana (PPA) apareció en Europa del Este; la celeridad con la que se ha propagado por otros países como Letonia, Lituania, Estonia, Polonia, Hungría, Polonia o Bélgica, motivó que la Unión Europea endureciera las medidas para evitarla hasta el punto de prohibir el movimiento de cerdos por todo el territorio de la UE. No obstante, en España han saltado las alarmas, especialmente entre los propietarios de explotaciones porcinas, que temen que la aparición de un solo caso de PPA en nuestro país pare el sector, colapsándolo.
Antonio Arenas, catedrático del área de Sanidad Animal en la Universidad de Córdoba y presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Córdoba, afirmó, en unas declaraciones a Teknautas que hay que mantener la guardia ante las poblaciones silvestres de cerdo. «Los jabalíes no pasan los mismos controles que el cerdo doméstico ni están tan controlados. Los controles son diferentes ya que mientras que los cerdos domésticos viven en poblaciones mucho más acordonadas y analizadas, el jabalí, al ser un animal silvestre, no está tan vigilado. «Para importar un jabalí, necesitas un documento oficial que garantice que el animal está limpio y que especifique de qué finca viene y a qué finca va. Pero muchas veces los análisis no son los adecuados, y es mucho más sencillo que se dé un ‘falso negativo’, pues no sabemos ni por dónde se ha podido mover exactamente ni cómo», explicó.
Múltiples vías de contagio
Además de por jabalíes salvajes, el contagio puede venir de múltiples orígenes etiológicos. El virus, inocuo para el ser humano, se puede transmitir por medio de garrapatas, a través de carne contaminada, por transmisión aerógena a distancias cortas y por transmisión mecánica a través de botas, ropa, camiones, etc. Es decir, es un virus tan resistente que si alguien va a cazar a una de las regiones en las que ha habido casos de PPA o compra carne de allí, puede transmitírsela a otros ejemplares a su regreso a España. De hecho, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ha alertado a los cazadores y ganaderos de los peligros de esta enfermedad porcina y pedido responsabilidad al respecto, lanzando incluso carteles explicando qué medidas se deben adoptar en el supuesto de realizar una actividad cinegética en una región en la que se hayan dado casos de PPA y recordando que no se pueden importar productos de origen animal sin control sanitario.
La caza es insuficiente
Algunas previsiones contemplan un período de cinco o seis años para su llegada a España, aunque ese período podría reducirse sensiblemente por causa de los jabalíes y por el contagio provocado por los propios cazadores. El zoólogo, presidente de la Asociación del Corzo Español y responsable de Aran Servicios Medioambientales, Florencio Markina, ha declarado al medio noticias de gipuzkoa que es imprescindible que las autoridades sanitarias «se pongan las pilas» para intentar minimizar sus efectos y que es «absolutamente necesario controlar las poblaciones de jabalís». «Si tenemos en cuenta que cada año las poblaciones de jabalís se incrementan un 100% y solo se reducen en torno a un 50% a través de la caza, el resultado es que las poblaciones crecen cada año en torno al 40 o al 50%, y eso es necesario frenarlo».
Atacar desde todos los frentes
Según Markina, para evitar que la PPA llegue a España y acabe hundiendo el sector cárnico, es necesario atacar la eventual presencia de la enfermedad «desde todos los frentes». El Plan de Gestión del jabalí que está estudiando su incidencia en Araba, considera que existen en torno a unos 7.000 ejemplares en un área de alrededor de 340.000 hectáreas, con lo que su número podría situarse entre los 10.000 y 15.000 ejemplares en todo el País Vasco.
En el 20 por ciento del territorio del País Vasco no puede cazarse el jabalí ya que corresponde a los núcleos urbanos, reservas o refugios, por lo que esas zonas suponen un reservorio para los jabalís. Markina considera que «Igual es necesario cambiar la legislación para permitir la caza en algunas de esas zonas» y aunque reconoce que las personas que viven en las zonas urbanas suelen estar en contra de la práctica de la caza, la proliferación de jabalís y la catástrofe que supondría la llegada de la PPA hace necesario «que la gente se conciencie de que el problema no es de caza sí o caza no, ya que se trata de una cuestión sanitaria que puede derivar en consecuencias muy graves».
No obstante, el presidente de la Asociación del Corzo Español añadió que «tampoco se puede hacer recaer toda la responsabilidad sobre los cazadores, que son partícipes de una actividad lúdica y de esparcimiento, por lo que habrá que estrujarse la cabeza para buscar otras alternativas. Los cazadores no van a practicar esa actividad los 365 días del año, pero el recurso de contar con cazadores profesionales podría ser una alternativa».