Los defensores de los derechos de los animales han afirmado que cuando acaba la temporada de caza en España se llegan a dejar morir hasta 50.000 galgos.
En nuestro país se estima que hay del orden de 200.000 galgueros que cuentan con hasta 10 perros de trabajo o galgos cada uno y que cuando finaliza la temporada un buen número son abandonados.
La temporada en España de caza menor va desde octubre hasta febrero, de forma que es bastante común ver a los cazadores persiguiendo urogallos, faisanes y conejos. Los galgos se usan para cazar liebres. Como en España es ilegal cazar fuera de temporada, los cazadores descartan a sus perros cuando la temporada finaliza.
Respecto a esto los activistas dicen que los animales son arrojados a los pozos, siendo atados a las líneas ferroviarias o abandonados junto a carreteras con bastante tráfico.
Anna Clements, la cual proviene de Manchester, llega a salvar del orden de 350 perros anualmente mediante la organización benéfica SOS Galgos, la cual comentó a Mail Online que “este es el secreto sucio de España, los turistas rara vez lo ven”. “Esperamos que se produzca una afluencia de miles de perros abandonados, pero ni nosotros ni el resto de las organizaciones benéficas podemos lidiar con ello. No podemos salvarlos a todos. Cuando no les sirven más, los cazadores los tratan brutalmente, arrojan a algunos a los pozos y bloquean la boca del pozo con madera”
“Pero algunos sobreviven. Hace poco nos llegó una que se salvó porque un transeúnte escuchó su llanto. Estaba tendida en el agua al fondo del pozo, se encontraba desnutrida y tenía profundas heridas en el cuello. La brigada de bomberos pudo llevarla a un lugar seguro y ahora se está recuperando con una familia que la quiere”.
Los galgos son considerados perros de trabajo, lo que hacen que estén fuera de las leyes de bienestar animal
A los galgos se les consideran perros de trabajo, lo que hace que estén exentos de las leyes de bienestar animal que protegen a las mascotas. “A menudo los tienen en mazmorras oscuras durante gran parte del día y los alimentan mal, por lo que están más ansiosos por capturar a la presa cuando les permiten salir”, dijo Clements.
“Los más afortunados tienen una oportunidad cuando los encuentran, a otros los dejan morir, a menudo solos y sufriendo un dolor insoportable. Los galgos son animales tranquilos, cariñosos y amables por naturaleza, pero al estar privados de toda forma de amor, no saben lo que es eso. Los que sobreviven están profundamente traumatizados y, para empezar, tienen problemas de confianza, pero podemos darles un hogar y la vida que se merecen”.
Lo cierto es que, a nivel rural, es bastante común lo que ocurre con los galgos, y aunque en los últimos años ha aumentado la concienciación y el número de personas que adopta a esta raza de perros, sigue existiendo un gran número que terminan muriendo en circunstancias bastante tristes. Todo esto hace que sea necesaria una reflexión y medidas de mayor calado.