continuamos con la segunda parte de este interesante artículo.
El melocotón destaca entre las frutas
La alergóloga ha afirmado que se produce debido a una sensibilización respecto de una Proteína Transportadora de Líquidos (PTL) denominada Pru p3, la cual está en muchos tipos de pólenes y alimentos vegetales. Santaolalla mantiene que «No solo está en el melocotón, sino que es muy abundante en otras frutas rosáceas como la manzana, la cereza y el albaricoque, así como en frutos secos, cereales, legumbres, lechuga, tomate… En el caso del melocotón, se encuentra siete veces más concentrada en la piel que en la pulpa”.
De la misma manera, advierte que en muchas ocasiones se encuentra como alérgeno oculto en medicamentos y demás preparados. Se pueden provocar síntomas leves que van desde el Síndrome de Alergia Oral a otros como la anafilaxia, que es una reacción que afecta a la garganta y a la boca, una reacción que afecta a todo el organismo y que es mortal potencialmente. Sobre ello la experta dice que «El tratamiento consiste en dieta de exclusión, difícil por su amplia distribución, y actualmente también disponemos de una vacuna sublingual específica».
El tomate, una reacción más leve
Perteneciente a la familia de las solanáceas y que es consumido de manera habitual tanto fresco como procesado, siendo cocinado mejor que crudo. La alergóloga asegura que acostumbra a producir reacciones leves como el Síndrome de Alergia Oral o la urticaria perioral, donde algunos pacientes pueden llegar a provocar síntomas de mayor severidad.
Las profilinas son las responsables, que son unas proteínas presentes en muchos alimentos vegetales y pólenes de gran resistencia a la temperatura del cocinado y a las enzimas digestivas. Santaolalla explica además que, desde ya hace tiempo, han sido descritas las alergias que se producen a las semillas el tomate.
Marisco, de gran frecuencia entre los adultos
La experta ha detallado que suele producirse más en adultos que en niños y más comúnmente en poblaciones donde se consume frecuentemente: «La alergia a crustáceos (gamba, cangrejo, langosta, buey de mar…) es más común que la alergia a los moluscos, como la almeja y el mejillón, o que a los cefalópodos como el calamar y la sepia».
Alergia al huevo, la de mayor frecuencia en la infancia
Aparece sobre el primero año de vida, cuando empieza a irse introduciendo el huevo en la dieta. «Algunas proteínas de la clara como la ovoalbúmina y el ovomucoide son las principales responsables de la alergia a huevo, la yema es poco alergénica en términos generales. Algunos pacientes lo toleran cuando está bien cocinado, pero no cuando está poco hecho o crudo», dice la alergóloga.
Generalmente, según explica la alergóloga, remite antes de los 5 años de edad de manera espontánea. «Si no desaparece, podemos realizar Inducción de Tolerancia Oral (ITO), un proceso activo para ayudar a que el paciente adquiera la tolerancia a través de la ingesta en dosis bajas crecientes y mantenidas del huevo», ha concluido.