Investigadores del Centro Nacional de Biotecnología han identificado una proteína que regula la apertura de los estomas de las plantas, lo que permitirá controlar el cierre de estos pequeños poros presentes en los tallos y las hojas para evitar que pierdan agua en periodos de sequía.
Este trabajo, liderado por el director del citado centro de investigación, el murciano Vicente Rubio, ha sido publicado por la revista “Plant Cell” y su puesta en marcha supondría un enorme beneficio social y económico para la agricultura porque significa “regular la respuesta de la planta a la disponibilidad de agua” cerrando los estomas para evitar transpiraciones y abriéndolos en previsión de lluvia o cuando se riegue.
En declaraciones a EFE, Vicente Rubio ha dicho que este tipo de desarrollos llevados a cabo durante una década despiertan gran interés por el ahorro de agua que supone su aplicación en el terreno, para lo que se necesitarán otros diez años de selección de variedades, evaluación de riesgos y puesta en el mercado.
Entre tales variedades mencionó el tomate, la patata, el arroz, el pepino o el pimiento, siendo usadas en la investigación la planta de laboratorio arabidopsis.
Todo surgió con la tesis doctoral de Marta García León, a quien sus padres le enseñaron a amar la naturaleza, por lo que siempre le fascinó la biología de las plantas y, en concreto, las vías de señalización de hormonas vegetales y cómo permiten que las plantas se adapten al entorno cambiante, razón por la cual decidió unirse al laboratorio del doctor Rubio para estudiar los mecanismos moleculares que regulan las repuestas de las plantas al llamado ácido abscísico de la hormona del estrés hídrico (ABA)
¿Cómo funcionan las plantas en condiciones de sequía?
En condiciones de sequía, las plantas cierran los estomas -pequeños poros presentes en las hojas y tallos de las plantas- mediante un proceso controlado por una hormona vegetal, el ácido abscísico (ABA), que se produce cuando la planta detecta la falta de agua. Los investigadores han caracterizado una función denominada Alix, es decir, una proteína asociada a membranas celulares que interacciona con los receptores de ABA y que regula su tráfico y degradación intracelular.
Según Vicente Rubio, las plantas detectan cambios ambientales para poder sobrevivir y así paran de crecer y esperan que las condiciones mejoren cuando sufren una sequía.
En la investigación identificaron la proteína que participa en el cierre de las estomas por el cual realizan el intercambio gaseoso y pierden agua para disipar el calor.
Esa proteína regula ese cierre y se trata ahora de poder llevar a cabo un control “fino” para que la planta pierda menos agua y que se haga todavía más resistente a la sequía, ya que habitualmente o se cierra demasiado sus estomas o no suficientemente, por lo que el hombre podría manipular a su conveniencia esos cierres de estomas para que sean más ágiles o duren menos tiempo adaptándose por ejemplo a un pronóstico climático que prevea lluvia o al tipo de riego que cada agricultor planee en su cultivo.