El sector agrario comienza este año 2020 en pie de guerra y ha convocado movilizaciones en once comunidades autónomas para los próximos días y semanas en protesta por la crisis que atraviesa, víctima de una “tormenta perfecta” que incluye caída de precios, guerras comerciales y subida de costes.
Las manifestaciones, concentraciones y protestas de agricultores y ganaderos de toda España de una u otra índole, convocados por las organizaciones ASAJA, COAG y UPA, con apoyo en algunos casos de Cooperativas Agro-alimentarias, siguen marcando el día a día del campo español, inmerso en una grave crisis de precios en buena parte de las producciones y en incremento de los costes de producción que no pueden trasladar a la venta de sus productos, caso del Salario Mínimo Interprofesional.
Las organizaciones profesionales agrarias ASAJA, COAG y UPA valoraron las movilizaciones de esta última semana de enero como un “rotundo éxito” de convocatoria, con más de 35.000 personas que participaron en las protestas en catorce puntos de siete comunidades autónomas.
Las OPAs señalaron que esto demuestra el hartazgo del campo y «un clamor que no puede ser ignorado”, aseguran los organizadores y ante la inacción de Gobiernos e instituciones, las protestas continuarán la próxima semana.
Para estas organizaciones profesionales agrarias, «el campo ha demostrado con creces su firmeza y su fuerza”, aseguran. “Nuestra problemática y nuestras demandas han inundado los medios de comunicación, las redes sociales y la sociedad en general, es un clamor que debe ser atendido”, han sentenciado.
La situación límite de la agricultura y la ganadería en España se ha hecho sentir esta semana en la opinión pública, según estas organizaciones agrarias.
El éxito de las marchas, concentraciones, tractoradas y protestas demuestra con claridad, a juicio de los convocantes, la urgencia de tomar medidas, articular reformas y cambiar comportamientos en la cadena agroalimentaria. Medidas y cambios largo tiempo esperados y reclamados por el sector.
El objetivo de las movilizaciones, explican, es servir para “cambiar las cosas” y producir un cambio de tendencia. Para eso, las instituciones, los Gobiernos y la cadena en su conjunto deben “sentirse aludidos y actuar”, señalaron.
Las movilizaciones continuarán esta semana
Los agricultores y ganaderos al límite, como se autodenominan, aseguran que las protestas continuarán esta semana, y hasta que se observe un “verdadero cambio de actitud”. Ya están anunciadas las manifestaciones de Santander, Toledo y Madrid (lunes 3, martes 4 y miércoles 5 de febrero, respectivamente). Así como las de Córdoba, Málaga y Granada, la siguiente semana.
Por otro lado, UPA, ASAJA y COAG han remarcado su condena hacia actitudes violentas “totalmente minoritarias y en absoluto amparadas por sus organizaciones”. Las protestas continuarán con su carácter reivindicativo y pacífico. “Nuestro objetivo es cambiar las cosas y tener un futuro como agricultores y ganaderos, nada más, ni nada menos”, concluyen.
En su tercer día de campaña, bajo el lema, «En defensa de su futuro» se han celebrado diversas manifestaciones en las CC.AA. de Castilla y León y Andalucía, con salida de tractores a las calles de algunas ciudades y cortes de carreteras en la provincia de Jaén, como estaba previsto.
En Castilla y León, más de 7.000 personas y por encima de un millar de tractores se dieron cita este 30-E en las capitales de provincia de Burgos (más de un millar de personas y unos 50 tractores), Palencia (alrededor de 2.000 agricultores), Salamanca (cerca de 2.000 agricultores) y Zamora (2.000 personas), en un llamamiento desesperado para que las distintas Administraciones públicas tomen conciencia de la situación grave del campo, por los bajos precios y la caída de la rentabilidad de las explotaciones agrarias y el «hartazgo» por los ataques continuos que recibe este sector por una parte de la sociedad.
En Jaén, la protesta se ha centrado principalmente en el sector del olivar y ha consistido en cortes de cuatro carreteras: la A-4 en Andújar, la A-44 en Puerto Carretero, la A-32 en Úbeda y A-316 en Torredonjimeno, en una movilización que, según sus convocantes tendrá carácter permanente, mientras que los precios del aceite de oliva se encuentren por debajo de costes.
En los días pasados, el martes 28 se produjo una concentración de ganaderos y agricultores frente al Parlamento Galego en protesta por los bajos precios de la leche; en Aragón, se produjo una concentración de agricultores a las puertas de la Plataforma Logística PlaZa, en protesta también por los bajos precios de la fruta dulce en esta última campaña y en el País Vasco, la concentración de agricultores y ganaderos se llevó a cabo frente a la Delegación del Gobierno en Vitoria.
El miércoles 29 de enero, los incidentes más graves se produjeron con una manifestación convocada en Don Benito (Badajoz), justo a la entrada de la puerta principal de la FEVAL, donde se inauguraba AgroExpo en presencia del ministro de Agricultura, Luis Planas. En un momento dado, la Policía cargó contra un grupo de manifestantes que querían franquear la entrada y se produjeron altercados que dejaron contusionados y heridos por ambas partes. Las organizaciones convocantes lamentaron estos incidentes.
Está claro que los agricultores y ganaderos están “al límite”. Al límite de la rentabilidad, al límite de sus fuerzas, al límite de seguir con su trabajo o de tirar la toalla.
Es la realidad que sufren las cientos de miles de familias que se dedican a la producción de alimentos en España.
La situación es de tal gravedad que, según las organizaciones agrarias convocantes, ASAJA, COAG y UPA, exige una acción urgente y coordinada por parte de las Administraciones y de la cadena agroalimentaria en su conjunto.
Hay que recordar que estos son los motivos por los que se están movilizando los agricultores y ganaderos:
1 – Falta de precios justos: Los agricultores y ganaderos no obtienen un precio justo por sus productos que les permita alcanzar una mínima rentabilidad. El motivo: el desequilibrio de la cadena agroalimentaria, que provoca que gran distribución e industrias sean pocos y poderosos y los agricultores muchos y débiles.
2 – Subida de los costes de producción: La subida de los costes de producción de todo tipo se convierte en un enorme problema para los agricultores y ganaderos, que no tienen capacidad de trasladar esa subida al precio de sus productos y se ven obligados a vender por debajo de sus costes. Esto ahoga a los productores de forma sangrante, hundiendo sus posibilidades de futuro y abocando al cierre a muchas explotaciones.
3 – Recortes en las ayudas: las ayudas provenientes de Europa e incluso las que destina el Gobierno central y las Comunidades Autónomas llevan años sufriendo recortes. La situación de fragilidad es tal que obliga a destinar más fondos para apoyar a un sector estratégico y clave para el futuro de la sociedad.
4 – Barreras comerciales: La imposición de barreras comerciales como el veto ruso, el Brexit o los aranceles de Trump a las aceitunas de mesa, al aceite y al vino son un grave problema para dar salida a muchas producciones que son demandadas y valoradas en el exterior. La balanza comercial de España se resiente, y la economía de los agricultores y ganaderos, más.
5 – Empoderamiento de los agricultores y ganaderos: Somos un actor clave en el futuro de la sociedad, pero no somos valorados como tal. Sin nosotros, no hay alimentos. Sin nosotros, no habrá un medio rural vivo y con futuro. Sin nosotros habrá más despoblación. Desde UPA hacemos un llamamiento a la sociedad para que el orgullo rural se extienda a toda la población. Sólo un país orgulloso de sus orígenes –rurales- y de sus valores –como nuestros alimentos y nuestra gastronomía- podrá tener un futuro próspero.
6 – Reto climático: Los agricultores y ganaderos están aprovechando las protestas para defender su papel en relación con el reto climático. La capacidad de la agricultura y la ganadería para gestionar el entorno es indiscutible. Sin nuestras actividades tendríamos una naturaleza más asilvestrada y sin control y más riesgo de incendios forestales y desertificación.
7 – Control de la fauna salvaje: La convivencia entre la agricultura, la ganadería y la fauna salvaje debe ser controlada y regulada para que sea viable. No es conveniente confundir protección de la naturaleza con un silvestrismo mal entendido. La mejor manera de proteger a las especies salvajes es regulando sus poblaciones y permitiendo una convivencia real entre la fauna salvaje y el ser humano.
8 – Reglamentación de ciclos cortos de comercialización, productos de proximidad y etiquetado en origen: Las leyes deben dar respuesta a los problemas de los ciudadanos, no generar más perjuicios de los que resuelven. Urge un cambio legislativo para permitir que agricultores y ganaderos lleven a cabo la venta directa de sus productos. En materia de etiquetado, urge imponer la obligatoriedad de reconocer el origen de todos los alimentos en su etiqueta.
9 – Freno a la especulación con los productos agrarios: Mientras la rentabilidad de la agricultura está bajo mínimos, siguen produciéndose prácticas comerciales abusivas y desleales. Los intermediarios deben ser conscientes de su papel en la cadena agroalimentaria. La Ley de cadena alimentaria debe cambiar y hacerse más exigente con los que abusan.
10 – Reivindicación del papel vertebrador de la agricultura y la ganadería frente al despoblamiento, a los problemas ambientales y territoriales: La preocupación de la opinión pública sobre el problema demográfico y territorial crece día a día. El debate sobre la España vaciada ha saltado a los primeros niveles. Sin embargo, en ese debate los agricultores y ganaderos debemos cobrar un mayor protagonismo. Sin nosotros, no habrá futuro para el medio rural.