Cuentan que la tradición de comer uvas en la Puerta del Sol de Madrid data de 1882, año en el que un bando municipal impuso una multa de cinco pesetas a todo el que quisiera recibir a los Reyes Magos, privando a los poco pudientes del placer de bromear con los extranjeros recién llegados, beber y armar todo el barullo que quisieran en las calles durante esa noche. Un grupo de madrileños se rebeló y decidió ironizar la costumbre aristócrata importada de Francia de comer uvas y champán en Nochevieja, acudiendo a la Puerta del Sol a tomar las suyas al son de las campanadas.
Pronto, la costumbre se extendió como un reguero por toda España consolidándose a principios del siglo XX como una tradición nacional; aunque también atravesó nuestras fronteras y se celebra en países hispanoamericanos como México, Venezuela, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Perú, Colombia, Puerto Rico, Nicaragua o Costa Rica.
De unos años a esta parte, la celeridad de las campanadas, el grosor de las uvas y la incomodidad de las pepitas ha provocado que a la uva tradicional le saliera un digno adversario: la uva de mesa apirena, que no tiene semilla en su interior. Envasada en frascos, en latas o al natural, las uvas sin pepitas ganan terreno a las tradicionales, no tanto en España, pues su consumo apenas llega al 10%, sino fuera de nuestras fronteras.
Un mercado floreciente en el que España es el líder, puesto que es la mayor productora de uvas sin pepitas de Europa y la segunda de uvas de mesa, después de Italia.
Murcia lidera la producción
La mayor parte de la producción de uva sin pepita se realiza en la Región de Murcia. En sus alrededor de 3.000 hectáreas se cultivan las variedades Crimson seedless, Superior seedless, Flame seedless y Autumn Royal entre otras.
En concreto, en 2017 se produjeron 185.000 toneladas de uva de mesa, de las cuales 147.000 fueron sin pepita. Esto se tradujo en una aportación de 120 millones de euros al PIB regional y la generación de más de 15.000 empleos. De las variedades sin pepita se exportaron 118.000 toneladas, sobre todo a Reino Unido y Alemania.
El éxito de estas exportaciones se debe, en parte, al I+D+I. Así lo declaró el consejero de Agricultura de Murcia, Miguel Ángel del Amor Saavedra, en la quinta edición Grape Attraction, un congreso internacional de uva de mesa sin semilla en el que profesionales del sector expusieron su visión sobre la situación actual de este tipo de uva y las perspectivas de futuro.
Saavedra hizo especial mención a la tecnología verde que utilizan los productores de la región murciana y a «su capacidad de adaptar sus cultivos a través de la innovación». Innovación que encuentra su ejemplo más relevante en la variedad número 17 de uva de mesa sin pepita que se presentó en el congreso, fruto del trabajo realizado por la sociedad murciana de Investigación y Tecnología de Uva de Mesa (ITUM), conjuntamente con el Instituto Murciano de Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA).
Mejora genética de la vid y renovación varietal
La Región de Murcia lidera la investigación en nuevas variedades de uva de mesa a través de los trabajos de mejora genética de la vid y renovación varietal que realizan conjuntamente ITUM, sociedad integrada por 24 empresas de la Región, y el IMIDA, desde 2013. Esta colaboración ha permitido que se hayan desarrollado 17 nuevas variedades cuyas características principales son: uva crujiente y resistente, bayas atractivas, productivas, bajo coste de producción, poco sensibles a enfermedades, buena conservación en frío y resistentes a la manipulación.
Estas características han favorecido el aumento de sus exportaciones, no solo al Reino Unido y Alemania, sino también a nuevos mercados, como explicó el consejero de Agricultura de Murcia: «El Gobierno regional está participando activamente en la apertura de nuevos mercados con India, Canadá, Vietnam y China», «es una prioridad seguir trabajando por mejorar las cualidades visuales de racimo y bayas, así como su sabor, el calibre y la textura», recalcó.