El pasado sábado en la costa de San Pedro del Pinatar miles de peces y otras especies animales de la laguna comenzaron a llegar a la orilla, al parecer por la falta de oxígeno del Mar Menor. Aún este domingo siguen llegando peces muertos a la costa pinatarense.
Una falta de oxígeno que la comunidad científica y el Gobierno regional explican que se ha producido por las fuertes cantidades de agua dulce que recibió la laguna tras las copiosas lluvias provocadas por el paso de la DANA por la Región de Murcia.
El delegado del Gobierno de la Región de Murcia, Francisco Jiménez, ha mostrado su preocupación por la situación que vive el Mar Menor, sobre todo tras la muerte de miles de peces en la zona de Lo Pagán, en San Pedro del Pinatar.
Jiménez ha confirmado que el Seprona ha tomado muestras del agua y de los peces para que sean analizadas por Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) con el fin de que puedan instruirse las diligencias que correspondan.
La Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Murcia ha anunciado este domingo que procederá a investigar las causas de la muerte de miles de peces y crustáceos en playas del Mar Menor, ante lo que la Confederación Hidrográfica del Segura ha tomado muestras de agua para determinar si se han producido vertidos.
El consejero de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, Antonio Luengo, visitó la zona y señaló como culpable de tal aparición de peces muertos el episodio de gota fría, por lo que instó al Ministerio para la Transición Ecológica a que lleve a cabo medidas urgentes como la disminución del nivel del acuífero del Albujón que vierte agua dulce a la laguna.
Un problema de décadas
Luengo no para de recordar que el problema con el mar Menor se lleva avisando desde hace décadas, y que tiene múltiples culpables. «Desde hace 30 años, el Campo de Cartagena, que es la zona de tierra que rodea la laguna, ha ido cambiando sin tener para nada en cuenta el ecosistema. De una agricultura de secano y de regadío tradicional se ha pasado a un regadío intensivo que afecta de lleno al mar Menor. Además, se han eliminado barreras, terrazas y otro tipo de medidas que evitaban que la laguna se llenase de nutrientes orgánicos y los vertidos no solo no han cesado sino que se han multiplicado».
Los materiales en suspensión que aportan las escorrentías entierran los poblamientos, enfangan los fondos, afectan a los organismos filtradores y deterioran la calidad del agua. La simple entrada de agua dulce, aunque fuera transparente y sin contaminantes, ya sería perjudicial para un ecosistema cuyas especies son marinas y que basa su integridad ecológica en su carácter hipersalino.
El futuro de la laguna es bastante incierto, según Pedro Luengo, sobre todo si no se ataca ya el problema y de forma severa, pues la situación es límite. «La gente no se atreve a hablar de un punto de no retorno, pero estamos muy cerca. El mar Menor ha demostrado durante siglos que tiene una gran capacidad de recuperación, pero si seguimos como hasta ahora, podemos acabar con su ecosistema, pues a los problemas naturales hay que sumarles el impacto del ser humano».