Trabajar por la igualdad y la integración plena de la mujer en la caza, por los derechos de las mujeres cazadoras y dar difusión de la actividad cinegética entre las mujeres, son tres de los objetivos prioritarios del grupo de trabajo Mujeres por la Caza, creado en el marco de la asociación juvenil Jóvenes por la Caza que de personas aficionadas a la actividad cinegética.
Todos esos propósitos convergen en el de avanzar en este todos los sentidos para lograr el relevo generacional de la caza. Ese es uno de los propósitos con el que se creó Mujeres por la Caza que tiene como responsable a la valenciana Laura Mira, que es además secretaria general de Jóvenes por la Caza.
Entre las actividades desarrolladas hasta el momento se incluye la cuantificación del número de mujeres practicantes de las diferentes modalidades incluidas en la actividad cinegética. Mira expone que, “según datos estadísticos del Gobierno de España, en el año 2014 había 2.729 mujeres cazadoras, con un incremento hasta 2.938 durante el año 2015 y a 2.949 en el 2016”. 60 de esas licencias corresponden a mujeres de Euskadi.
Aunque el número de licencias se incrementa paulatinamente, el ritmo de crecimiento es muy lento. Aún y todo, Mira agradece la labor desarrollada por las pioneras en este actividad “porque hace cinco o seis años eran casi una excepción y hoy en día hay cada vez más mujeres que la practican”.
Algunas de ellas tuvieron que superar las reticencias “de sus maridos, padres o familiares que rechazaban la participación de las mujeres en estas actividades”, según señala la madrileña Saray Blanco, integrante de Mujeres por la Caza. Esta practicante de la caza mayor “sobre todo de jabalís, ciervos y corzos”, ha visto facilitada en casa una afición que le llegó a través “de mis abuelos y de mi padre, que nunca me han puesto problemas para dedicarme a la caza; todo lo contrario”.
Y los números cantan. Por esa razón Mujeres por la Caza trabajaba con la intención de revertir la actual desproporción entre los porcentajes de aficionadas frente al número de cazadores masculinos, que está por debajo del 1%, en concreto se sitúa en el 0,8%. Aunque el incremento de practicantes en los últimos años es mayor que en otras modalidades deportivas como la esgrima o el automovilismo, Blanco reconoce que “muchas mujeres cazadoras aún están cohibidas para mostrar abiertamente su afición”, en parte por la presencia de grupos anti-caza.
La responsable del grupo de trabajo Mujeres por la Caza reconoce con respecto a los avances de los últimos años en materia de igualdad que “las cosas están cambiado muchísimo”, lo que ha propiciado que “hoy en día no haya ningún tipo de problemas para que la mujer realice cualquier tipo de deporte”.