El Servizo de Gardacostas fiscaliza cada palmo del litoral del sur de Galicia desde el cielo buscando barcos de todo tipo que utilizan cualquier argucia para coger más y mejores capturas.
La primera línea roja de la pesca se sitúa a 100 metros. No es de la costa, sino de profundidad. Los barcos, tanto si son arrastreros o de nasas, tienen prohibido el poder pasar tan solo unos centímetros de la marca que está fijada.
Todo se puede controlar con el GPS, cada bote tiene uno para clavar las coordenadas desde el momento en que sueltan amarras. El caso es que, en el sector marítimo, hecha la ley, hecha la trampa.
Fernando Berride es uno de los inspectores encargado de fiscalizar en directo el buen o mal hacer de cada una de las tripulaciones. Lo que hace desde el Pesca 1, helicóptero de Gardacosta que tiene su base en Vigo, en la que se presta auxilio y supervisión, desde el Moño a la Costa da Morte. “En la zona de Cíes, detrás de las islas, suelen dar problemas los arrastreros que van a la cigala, faenan sobre la línea de 100, se la juegan, a veces son zonas de crías”, además añade: “Aquí, con los equipos del helicóptero, tomamos la posición del pesquero, vemos el folio, y anotamos la hora a la que se detectan, sus coordenadas y el tipo de arte que usan. Luego, en el despacho, comprobamos que todo es correcto. Si detectamos alguna infracción, se tramita y remite al Gobierno central. A partir de ese momento ya es competencia suya”.
Mayor vigilancia
El resultado, que incluye las tramitadas debido a las negligencias en tierra o en el agua, ha elevado a 316 las sanciones del 2018. La conclusión oficial de Mar habla por ella misma, aumentando la presión:
Los informes han revelado que son necesarias más inspecciones a la hora de encontrar una infracción. El año pasado hubo un promedio de cuatro inspecciones por cada multa, mientras que en los ejercicios anteriores la tasa llegó a estar próxima de tres, con el que se detectaban infracciones con mayor frecuencia.
Esto da un porcentaje de que de cada tres inspecciones que se realizan, se encontraba una infracción, ahora son cuatro controles para cada una.
Xocas y Germán pilotan el Pesca 1. Detrás, junto al inspector Berride, Charlie y José Luis son los que completa la tripulación. “Cada vez que vemos un barco en posición sospechosa lo enfocamos con la cámara”, explica Charlie: “Lo sobrevolamos para hacer una primera inspección ocular. Resulta fundamental la cámara que incorpora, con un zum muy potente que nos permite llegar lejos con nitidez. También se les puede grabar, yo, a mayores, les sacos fotos con una cámara réflex que llevamos también”.
Podemos denominar de muy activo el año 2017, donde hubo 85 toneladas de pescado y marisco, cerca de tres más que en el año 2018. Las infracciones, han aumentado hasta llegar a 489.