El director general de Medio Ambiente de Extremadura, Pedro Muñoz, ha asistido a la presentación de la Guía Geológica del Parque Nacional de Monfragüe editada por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales y el Instituto Geológico y Minero de España, que se suma a las ya publicadas de los Parques Nacionales del Teide, Picos de Europa, Ordesa y Monte Perdido.
El fin de esta guía, que incluye hasta siete itinerarios y lugares de interés geológico, es divulgar el rico patrimonio geológico de este espacio natural protegido y fomentar el conocimiento de su geodiversidad, por lo que incorpora un Mapa Geológico, otro Geomorfológico y un apéndice bibliográfico y un glosario con los términos geológicos empleados en el texto para su mayor comprensión.
Parque Nacional de Monfragüe
Monfragüe, enclavado en la provincia de Caceres, fue declarado Parque Nacional en 1979, Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) en 1988 y Reserva de la Biosfera en 2003. En él predominan tres hábitats principales: el bosque y matorral mediterráneo, las dehesas, los roquedos y las masas de agua como ríos y embalses.
Tal y como indica la nota oficial, a nivel geológico, destaca por la espectacular morfología de sierras alargadas, formadas por cuarcitas paleozoicas que representan los flancos levantados de grandes pliegues variscos. Un relieve, el denominado «apalachiense», consecuencia de la evolución geológica y geomorfológica desde el Neoproterozoico superior hasta la actualidad.
Destaca la raña, uno de los sedimentos recientes más comunes en la región, y también algunas formas erosivas como los «portillos» fluviales, las alineaciones de cuarcitas y la gran diversidad de estructuras tectónicas y sedimentarias registradas en las rocas del Paleozoico.
Ese relieve escarpado, esculpido sobre un basamento de rocas antiguas, constituye el hábitat natural de más de 200 invertebrados, entre los que destaca una considerable variedad de aves como el buitre negro, el águila imperial y el buitre leonado.
También pueden encontrarse otros que se incluyen en el registro fósil, como icnofósiles cónicos como el Daedalus generado por un invertebrado en su búsqueda de alimento por lo que entonces era el fondo marino, o las características cruzianas en las cuarcitas del Ordovícico con la impronta del paso de los trilobites.