Ayer, el nuevo comité ejecutivo de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) presentó el último balance agrario que anuncia un incremento del 11,3 por ciento de la renta del sector agrícola, aunque alerta de una caída del 4 por ciento en la ganadería. El secretario general de UAGA, José María Alcubierre, explicó que 2018 ha sido un año complicado a nivel meteorológico en Aragón. Las heladas y el pedrisco hicieron perder parte de la producción, sobre todo, de fruta. Tras un invierno seco y con temperaturas suaves, los agricultores se vieron sorprendidos por abundantes precipitaciones a partir de abril «que salvaron una cosecha que en gran parte de Aragón ya se daba por perdida», indicó.
El índice de siniestralidad se situó en 228.000 hectáreas y las indemnizaciones, destinadas fundamentalmente a producciones hortofrutícolas, rondaron los 90 millones de euros. No obstante, las fuertes adversidades climatológicas no impidieron que el sector agrícola incrementara la renta por la venta de sus productos un 11,3 por ciento. Según Alcubierre, el campo sigue creando y manteniendo el empleo a pesar de la meteorología adversa, pues en 2017 se registró un récord de contrataciones y este año se ha llegado casi a los 15.000 contratos de media al mes, lo que supone un incremento del 0.3 por ciento.
«Pero no solo mejoramos el empleo sino la calidad de ese empleo», añadió el secretario general, ya que donde se está creando es «en territorios donde no hay industrias ni prácticamente servicios, que es el medio rural».
Por contra, ha sido un año malo para la actividad ganadera, que ha visto reducidos sus beneficios un 4 por ciento debido a la bajada de precios del porcino. A pesar de ello, el secretario general de UAGA considera que el balance general es positivo, pues la producción final agraria final supone 3.833 millones de euros, es decir, «un aumento de casi el 2 por ciento respecto al año anterior. El 62 por ciento proviene del sector ganadero (un 37 por ciento del porcino), mientras que el 38 por ciento nace de la actividad agrícola».
Subida de los costes de producción
Sin embargo, aunque el sector agrícola ha visto incrementada su renta en un 11,31 por ciento, la subida de los costes de producción sigue perjudicando al campo tal y como denunció el miembro de la comisión ejecutiva por Zaragoza, Francisco Ponce. «No podemos controlar el aumento de los insumos», y esto a pesar de las tractoradas y de «habernos pegado un año entero trabajando en el Ministerio. Al final no hay propuestas y la Administración no va a hacer nada».
A los altos precios de fertilizantes, abonos y gasóleo, entre otros, se suman los obstáculos a los que se enfrentan para vender su producto en el exterior, como el sector frutícola, que continúa perjudicado por el veto ruso que limita la posibilidad de distribuir sus excedentes. Por ello, Francisco Ponce pidió colaboración a las Administraciones Públicas para evitar la caída de los precios y lamentó el perjuicio que suponen las grandes industrias, que expulsan a los agricultores tradicionales.
Por su parte, el responsable comarcal del Bajo Aragón, David Andreu, destacó el aumento de las plantaciones de almendros, aunque sus precios han sufrido una caída del 45 por ciento. Respecto a la oliva, Andreu explicó que su valoración ha caído debido al incremento de la cosecha en Andalucía.
El valor del producto aragonés
UAGA apuesta por que el campo aragonés se rija por un modelo productivo «social y profesional» donde «los hombres y mujeres del mundo rural puedan vivir dignamente de sus explotaciones». Para ello, están dispuestos a romper con el sistema de derechos históricos «que muchas veces enfrenta territorios y personas y que tiene coartada la tierra de Aragón para futuras incorporaciones».
El secretario general aprovechó la presentación del balance para señalar que, muchas veces, los productos importados de terceros países y mal etiquetados les quitan mercado, y pidió al consumidor aragonés que compre producto local en estas fechas navideñas: «cordero, miel, porcino, fruta… que, además de ser de calidad, permiten mantener el territorio rural vivo».