Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en España se capturan 21,3 millones de piezas de carne silvestre de caza menor, sumando un peso total de 15,8 millones de kilos por un valor de 42,6 millones de euros. De las Comunidades Autónomas que consumen carne silvestre procedente de la caza destaca Aragón, siendo las especies más consumidas el conejo, la liebre, la perdiz y la codorniz.
Sus precios no superan los cuatro euros por unidad, muy lejos de los 82 que cuesta el ciervo o los 25 del corzo, siendo esta una de sus ventajas, además de su elevado valor nutricional. Fuentes de la Asociación Interprofesional de la Carne de Caza, en declaraciones al medio El Heraldo, ensalzaron su «alto contenido» en proteínas, hierro, fósforo, magnesio y potasio.
La totalidad de las capturas de caza menor, al contrario que las de caza mayor, se consumen dentro del país. «Uno de cada cuatro españoles declara consumir carne silvestre al menos una vez al año. La caza es una actividad fundamental para el desarrollo, la sostenibilidad y el potencial crecimiento de la economía rural en nuestro país. Frena el éxodo rural y contribuye a fijar la población en zonas desfavorecidas», apreciaron desde dicha asociación.
«La principal forma de acceso a este tipo de carne es directamente de la actividad cinegética, ya sea propia o de familiares o amigos (56,8%), seguido del canal restauración (38,2%)», matizaron.