El año pasado no fue sencillo para las 126 embarcaciones que conforman la flota de marisqueo en la Provincia de Málaga, la que más capturas realiza de chirla (Chamelea gallina), frente a otras como Cádiz, Granada y Almería, donde el volumen es muy bajo o casi nulo. En agosto, la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural cerró el marisqueo de varios moluscos, entre los que se encontraba la chirla, en las zonas de producción de las provincias de Cádiz, Huelva y Málaga al detectar elevados niveles de toxinas DSP y PSP en las mismas.
Tras eliminar los bivalvos, de manera natural, las toxinas de su organismo y previa comprobación de sus óptimas condiciones, la Consejería levantó las prohibiciones, aunque poco después se vio obligada a publicar en el BOJA del 29 de septiembre una Resolución de la Dirección General de Pesca y Acuicultura cerrando la pesquería de esta especie porque se había alcanzado la cuota máxima permitida por la Unión Europea, 22.000 kilos. En concreto, la la flota de Caleta de Vélez había capturado algo menos de 18.000 kilos; Fuengirola, casi 4.000 kilos; Estepona, 780 kilos; Málaga, 261 kilos, y Marbella, ninguno.
Después de tres meses sin poder faenar chirlas, el sector del marisqueo en la Provincia de Málaga está de suerte, pues podrá empezar a capturar de nuevo esta especie a partir del 1 de enero, fecha en la que empieza a contar el cupo fijado para 2019.
El Plan de gestión del Mediterráneo, vigente hasta el 31 de diciembre de 2019, establece que, de acuerdo con el dictamen del Instituto Español de Oceanografía, la pesquería de este bivalvo debe estar dentro de unos límites biológicos seguros y ser explotada de forma sostenible, por lo que la cuota máxima que se puede capturar en el Mediterráneo andaluz, al igual que en 2018, es de 22.000 kilos.